domingo, 27 de noviembre de 2011

A veces las cosas son tan obvias

Dime, ¿Esto es real o solo pierdo el tiempo? Necesito ambiciones, necesito más razones. Necesito matar el Domingo triste que llevo dentro. De vuelta a la cordura, siempre se me olvida el camino de regreso. Válganos tu redundancia y todas tus palabras. Ansias de caricias, o ansia de mi musa. Consumimos hasta la última ceniza. Calles frías, otra vez, y sin nombres. Perdida en la ciudad de aquel silencio. Que quieres que le hagamos, matamos por alientos, no lo entiendo. Mil infiernos o mil cielos, tus paraísos o los míos. No me sirven tus excesos, tus deseos. Y ahora sola en este vacío y tirándonos a un río, de falsos motivos. Un momento, ¿El agua por el cuello?

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