Yo no sé si somos de cálculos mentales, si la suma de opuestos es atrayente o repelente. Si dos y dos son cuatro o veintisiete. Creo que tampoco fuimos hechos para las letras, nunca nos fueron las poesías de Bécquer y tampoco fuimos fans de las historias de García Marquez. La biología tampoco era lo nuestro, ni la anatomía. Ni las teorías físicas y cuánticas nos resultaban del todo útiles. Creo que lo nuestro era la filosofía, todo tenía un por qué:
¿Por qué te quiero? Porque si. Todo tenía una razón, todo era una utopía y todo lo que
pensabamos demasiado, llegaba a ser perfecto, incluso sumando tus imperfecciones a mis manías, llamándolo:
amor al que lo pobró como Lope de Vega, o captando cada suspiro de piel que producía tu cuerpo, nada más friccionarse con el mío.