viernes, 12 de octubre de 2012

Fue bonito, por lo menos mientras duró.

Todavía no tengo muy claro que estoy buscando en esta vida, por eso he cogido cuarenta mapas, así me aseguro de no volver a perderme. A veces echo de menos eso de hace unos cuantos años, cuando todo era mucho más sencillo, aquel verano tan cojonudo, que tan lejos queda ahora. Aquella sonrisa que me dedicabas todos los días y ahora ya ni me saludas. Aquellas promesas que juramos no romper, por las cuales ahora arderemos en el infierno. Somos pecadoras, de perdernos, de alejarnos, de dejarnos pasar. Y es triste, es triste que pierda a lo que un día fue lo mejor que tuve. Pero es. Y el tiempo no arregla las heridas, pero un bote de anestesia calma y a veces un gelocatil consigue quitarme el dolor de cabeza.

Ahora ya es muy tarde para todas nosotras, para ti. Es tarde incluso para mi, la última tonta empedernida de siempre, perdida, como siempre. Así soy yo, tal y como siempre. Lo bueno, es que ahora si nos cruzamos podemos sonréir y saludarnos, y pensar que fue bonito lo que tuvimos. Y seguir hacia delante, porque quizás algún día caiga un café y por fin tengamos algo que contarnos.

Yo estoy bien, hace tiempo que estoy bien. Aun que hay días que os echo de menos, como hoy. Supongo que es normal, que a veces os acordaréis de mi, y también me echaréis de menos, o por lo menos, lo que fuimos. Pero no pasa nada, sabéis que siempre tengo un huequito aquí, para vosotras, para lo que fuimos, para todas, ya sabéis que lo nuestro resulto no ser para siempre, pero al menos nos tuvimos como nadie.