domingo, 14 de noviembre de 2010

Me da pena, que a veces te falle. Y me da pena que aún no me salga llamarte por telefono, aunque te eche mucho de menos. Se me remueve el estómago cuando aún llaman a casa y preguntan por tu nombre. Y lloro cada vez que me acuerdo de todas las tardes dormida en tu barriga con ese olor, que ya ha perdido, papá ya no hueles así.

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